Videos generados con IA: un punto de inflexión para la creación y consumo de contenidos

7 de junio, 2025

En los últimos días, Google puso a disposición del público general la versión 3 de su modelo de creación videos generados con inteligencia artificial. Lo que durante años fue un experimento reservado a laboratorios o agencias con presupuestos robustos, hoy es una herramienta gratuita y accesible para cualquier usuario con conexión a internet.

Si bien la generación de videos con IA no es una novedad en sí misma, lo que sí cambia todo es la facilidad de acceso y uso para personas comunes. Ya no se necesitan conocimientos técnicos, ni instalar software, ni contar con equipos especializados: basta con una interfaz amigable y una cuenta de Google para crear en minutos lo que hasta ayer era terreno exclusivo de expertos.

Y aunque el cambio parece técnico, lo que realmente sucede es histórico: por primera vez en masa, estamos conviviendo en redes sociales con videos creados íntegramente por IA.

Este momento representa un punto de inflexión para el marketing digital, la comunicación de marca, y más ampliamente, para la cultura digital. La pregunta ya no es si la inteligencia artificial va a transformar el contenido, sino cómo lo está haciendo ya, en tiempo real, y cómo nos adaptamos a esta nueva realidad. Ya no estamos hablando de el impacto de la IA en el trabajo sino en su consecuencia en la sociedad.

Del laboratorio al feed: los primeros usos reales de videos generados con inteligencia artificial

La activación de esta tecnología a escala masiva permitió observar en apenas 24 horas comportamientos que antes eran pura hipótesis. Entre los usos más frecuentes detectados se encuentran:

  • Videos que declaran ser creados con IA como parte del chiste o recurso de autoconciencia.

  • Memes y contenidos humorísticos, donde la distorsión intencional es parte del código visual.

  • Videos educativos dirigidos a adultos mayores, con la intención de advertir sobre los límites de la percepción: “no creas todo lo que ves”.

  • Contenidos experimentales que reversionan escenas famosas, mezclan rostros conocidos o reinventan paisajes que nunca existieron.

Lo interesante es que la IA no sólo está siendo usada como herramienta, sino que se ha convertido en parte del mensaje. En este nuevo lenguaje audiovisual, el contenido dice “soy IA” como si fuera un estilo propio. Y eso cambia las reglas.

Un nuevo paradigma de confianza

Desde el punto de vista sociológico, este cambio trae consigo una alteración en el pacto visual que sostenía la relación entre imagen y verdad. Si hasta ahora una foto o un video tenían un valor probatorio por default, la irrupción de la IA obliga a reconfigurar ese contrato.

En la práctica, esto implica un nuevo tipo de alfabetización mediática: ya no alcanza con ver para creer. La validación del contenido pasará a apoyarse en el contexto, en la fuente y en el relato. Las marcas, los medios y las instituciones deberán reforzar su credibilidad no a través del impacto visual, sino a través de su consistencia narrativa y la construcción de confianza sostenida.

Las marcas aún observan, pero no por mucho tiempo

A diferencia de los creadores de contenido, que rápidamente comenzaron a experimentar con esta nueva capacidad, la mayoría de las marcas aún no han dado pasos significativos. Es comprensible: la exposición al error es alta, y todavía no hay protocolos claros sobre cómo comunicar con IA sin caer en lo superficial, lo frívolo o incluso lo riesgoso.

Sin embargo, el terreno ya está en movimiento. En este nuevo escenario, las primeras marcas que logren integrar la IA de forma creativa, ética y estratégica serán también las primeras en capturar la atención del público. Porque si bien el acceso a la tecnología se democratiza, la diferencia seguirá estando en el criterio con el que se usa.

Lo que está en juego no es la estética, sino la intención

A medida que la generación automática de video se vuelva una commodity, lo que va a importar no es la calidad técnica —eso lo resuelve el modelo—, sino la intención, el concepto y el propósito detrás de cada pieza. Las marcas que entiendan esto temprano podrán construir contenidos que no sólo sean visualmente impactantes, sino culturalmente relevantes.

Esto nos obliga a replantear la forma en la que medimos y planificamos contenidos: ¿Qué historia estamos contando? ¿Qué emoción estamos activando? ¿Desde dónde se construye la autenticidad cuando todo puede ser simulado?

Un momento para observar con lupa

Desde el marketing, este es un momento de observación y análisis profundo. No se trata solo de adoptar herramientas nuevas, sino de entender el nuevo ecosistema en el que esas herramientas operan. Las métricas van a cambiar, la atención se va a redistribuir, y los códigos visuales van a mutar.

Desde la sociología, lo que estamos viendo es el nacimiento de una nueva fase de la cultura digital: una donde la creación ya no es patrimonio del humano, pero donde el criterio humano sigue siendo irremplazable. La IA no reemplaza a las personas; reemplaza tareas. El sentido sigue siendo una construcción humana.

Y desde el lado de las personas, se abre una etapa de aprendizaje colectivo, donde mirar, compartir y confiar se convierten en actos que requieren más atención y menos automatismo.

Lo que está ocurriendo con los videos generados con inteligencia artificial es mucho más que una innovación técnica: es un cambio de época. Las marcas, los creadores y los consumidores ya están dentro de esta transformación, quieran o no. La diferencia estará en quiénes logren entender su lógica, adaptarse con inteligencia y actuar con intención. Porque no estamos ante el fin de nada, sino ante el principio de algo completamente nuevo.